EL ROSARIO

Desgrana una a una las semillas,
que son las cuentas del rosario.
Las palmas sudan frío y tiemblan,
del pesar, de su desgracia.

¡Ay Dios! ¿Qué será de mi vida?
Tú sabes respiro del aliento de su boca.
No se cuantas noches y días, no duermo...
No podría, la varilla de la tragedía
tiene el filo de una hoja lúcida, filosa.

Así mientras murmuro entre lágrimas,
las ave María, atisbo con suspiros
el retrato, donde el flequillo rebelde
de tu cabello de chiquillo, cae con gracia en el verde
de tus ojos.
Sonrío y susurro el último gloria, tomo tu mano
tan quieta la lleno de besos, alma mía...

Lo que tanto temía.
¡La muerte te lleva en sus brazos!
Y toman en silencio, la primera brisa
que hace bailar la gasa blanca.

Victoria Liberona Alvear.