En Gaza

No son hijos de puta,
no son hijos de nadie,
con sus hachas,
sus sopletes, sus
escuadrones de muerte,
he visto al hijo muerto
y al padre estrechándole en su pecho,
aun el crío sostenia una botella de agua,
en sumano bien aferrada,
sus ojos entornados, su mirada tibia,
no es sueño de lo que padece,
no es su capucha un esmero
de sus años
la ropa que lleva puesta
es la de un niño de once años
qué gritos   tan dolorosos,
qué quejidos tan amargos,
no son hijos de puta
no son hijos de nadie,
los que arrancan la vida
 con sus armas de sangre,
soldados israelitas,
abandonad vuestro encargo
los niños no son enemigos
no son tiro al blanco,
no dejéis caer la bomba,
no sepulteis en vida
 a un hermano,
ese hijo está en pie,
su padre no a dejarle caer
en una tumba sin sueños
en un hoyo
que no guarda un arado
No son hijos de puta,
no son hijos de nadie,
soldados Israelitas
los niños no son
un fruto de conquista.