Sonqo
poema de Márlet
Los ojos te brillaban
cuando nos encontramos
aquella tarde límpida de invierno
sin garúa.
Igual que un antiguo himno obrero,
la sílaba sagrada refulgía
en mi pecho.
Tu aliento de puquial desbordado
era mejor que un par de cervezas
una tarde de fútbol.
Después, urpichay,
cuando bailamos, éramos
como un par de cometas que se rozan
allá arriba, en el éter,
sin más testigos, salvo las estrellas.
Comentarios & Opiniones
Bonita poesía en el mes del amor.
Cordial saludo y hasta siguiente publicación.