“Usted, Hidalgo”

Hidalgo, lugar donde la epifanía del amor se manifiesta, donde sus calles a menudo se visten de fiesta, y al ver sus montañas, inefables paisajes, inconsciente a mi mente, envuelve un sentimiento limerente a causa de su encanto, que cuales pistas encuentro en sus parajes.
Me encantan sus hermosos ojos café que combinan con sus cejas, con su cabello, cual tierra mojada en San Miguel Regla.
Me encanta su piel, que combina con la niebla bajando desde el real del monte, y esas pestañas que al guiñarme al viento invocan.
Me encanta su silueta, tan etérea cual flor de magnolia, tan perfecta como los prismas basálticos, toco sus tersas manos cuando las mías rosan el musgo de las peñas, recibiendo un abrazo suyo en las aguas de Amajac, y la efímera tristeza en el rocío de la estanzuela.
Me encanta su melifluo canto que combina con el trinar del cenzontle, sintiendo su aroma en el pino, el encino y oyamel, en las abejas que de las flores hacen su miel.
Me encantan sus pómulos rosados que combinan con el arrebol al horizonte, contemplándote despertar desde la peña del cuervo, sintiendo sus caricias en el viento de las seis que anuncia nuestro encuentro en el reloj de Pachuca.
Me encantan sus inmarcesibles labios que combinan con los míos, aquellos que a ambos no nos deja fríos, que nos quitan la sed cual tuna en el valle del mezquital.
Me encanta su embriagante amor, tan preciado como el ritual del pulque, adicto a usted me he vuelto desde que el probar sus besos pude.
Y aunque los gigantes de Tula se opongan y el reloj monumental se detenga, viajaré desde Yucatán hasta Hidalgo, sin descansar hasta que mis manos las suyas sostengan.
Me encanta su sonrisa de plata, regalo de labios escarlata, cuando sus pupilas de obsidiana se vuelven hacia mí.
¡Y ni el charro ni el catrín podrán compararse! Al poeta que ante usted viene a postrarse, vestido de versos, montado en el viento y con sed de su amor.
Usted me encanta, más que las cascadas ríos y flores, o que un tenango de colores.
Usted me encanta para todo, para siempre, como la belleza de hidalgo.
¡Amo a Hidalgo, porque le amo a usted!