Poema 21

poema de SEBASTIAN

Ni la moribunda razón
Puso mi vida en sazón
Y ahora rendido en la inmensidad
Voy a merced de la libertad
Que me ha regalado el naufragio

Se diluye en vientos salados
Mi desgarrada voz
Y el eco me niega la mano
Y ni en oración ni en sacrificio
Encuentro consuelo bajo este cielo maldito

Si hoy no suena mi llanto
Menos sonara mi saeta

Flota en soledad
El cuerpo que carga mi alma
Solamente navega por el tiempo
El lugar es siempre el mismo

Se hundió con mi crucifijo la fé
Y solo resta esperanza
Cuando fue almuerzo la paloma santa
Del albatros que estos horizontes guarda

No veré nuevamente a la aurora
Alzarse sin permiso sobre los montes
Ahora que solamente veo luz
Cuando por la luna el sol ilumina

He de conocer la impotencia
Lloraré todo pasado latente y mal sufrido
Ahora que soy testigo
De cómo se subordina Dios
A la voluntad voluble del mar imponente