Escala en Llanelli

El cabello de mi esposa lucía desenfadado cuando ambos arribamos a la tierra del dragón rojo, en el suroeste de Gales.

En aquellos largos días de mayo, imponentes de luz, con prematuros amaneceres a las 5 de la mañana; dos enamorados castellanos nos propusimos conquistar terreno, cubriendo kilómetros de vía ferroviaria, hacia una pequeña localidad bendecida por las aguas del Mar Celta.

LLanelli, ubicada en el condado de Carmarthenshire, se encontraba rodeada de verdes planicies protectoras, que desde la edad del hierro sellaban un pasado de runas y secretos, de espíritus embrujados.

Con un clima tornadizo y caprichoso, la localidad era gobernada por un laberinto de grises patios y tejados de altas chimeneas, armazones de hierro y ladrillos de sus fábricas; identificándose como una antigua ciudad de la revolución industrial del siglo XIX, circundada al sur por una amplia línea de costa de mareas traicioneras.

Gracias al efecto del viento en la bajamar, el terreno firme se extendía más de un centenar de metros mar adentro, dejando al descubierto lejanas barcas de pesca encalladas en fango, quizás antaño navegadas, por marineros atraídos por cánticos de sirenas.

Un fugaz descuido del piélago marino que, sin embargo, la pleamar se encargaba de corregir en apenas unos minutos, “inmersando” de nuevo en el fondo, a los moluscos y pecios de navíos, que esperan pacientes a ser reclamados por otros valientes visitantes.

Entonces el efecto de la calima me engañó temporalmente y por un instante, creí ver a causa de la refracción en el agua, la imagen bailarina de los mascarones de proa del más del centenar de galeones españoles de la Gran Armada de Felipe II, que en 1588 navegaba a barlovento por el Atlántico, bordeando el litoral británico, de regreso al amparo de los puertos de la península ibérica.

El furioso aliento del dragón se desataba de nuevo sobre nuestras cabezas, y los granos de arena venidos hacia mis ojos, me rescataron de este espejismo. El viento arreciaba fuerte en el angosto canal de Bristol, y mi fiel compañera se ató un pañuelo en la cabeza para tratar de dominar a sus rebeldes tirabuzones, que luchaban por esconder sus expresivos ojos color avellana.
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© 2022 Juan Manuel Samaniego OcaÑa - Escala en LLanelli (fragmento de la novela Homo Sapiens Sapiens 2.0)
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Comentarios & Opiniones

Xio

Mucho tiempo sin encontrarlo por aquí estimado poeta, preciosa narración que nos lleva de la mano a ver con nitidez todos esos pasajes que de tan buena tinta quedan plasmados,una belleza; un placer la visita, abrazos sinceros Juan Manuel, feliz día.

Critica: 
Juan Manuel Samaniego OcaÑa

Hola Xio. Estoy muy inmerso en la novela, por eso hace tiempo que no aparezco por estos lares. No obstante sabía que te iba a agradar este pequeño fragmento. Muchas gracias. Un abrazo muy fuerte.

Critica: 
Silvia

Uy! Bellísimo.
Cada renglón muy buena historia.
Saludos cordiales
Felicitaciones por novela!

Critica: 
Juan Manuel Samaniego OcaÑa

Muchas Gracias Silvia. En cuanto termine la novela pondré por supuesto el enlace para que la disfrutéis. Un saludo

Critica: 
La Dama Azul

Caballero, vuestras letras conducen a un paisaje vivido. Un gusto recorrerlo en su lectura.

Reciba cordiales saludos.

Critica: 

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