Para que voy a escribir ?

poema de Ramón Romero

Lo único que se me ocurre a estas horas estando hasta el culo de ron y coca es culpabilizar a las mujeres de mi mala suerte en el amor. Y no, no son ellas las responsables de mis depresiones de mis psicosis ni de mi ansiedad. El único culpable soy yo por no haberle echado huevos para acercarme a la que me gustaba. Solo aprendí a ligar y a tener varias noches desastrosas de sexualidad. Por aquellos entonces y aún ahora sentía complejo de inferioridad y de la noche a la mañana dedidí entrar a todas las mujeres del bar donde entraba. Con la repetición de esa obsesiva acción empecé a tener éxito al tiempo con las que buscaban un polvo pasajero un buen rato en la cama o dar rienda suelta a su apetencia con alguien como yo que les caía en gracia no era feo y prometía un polvo de los buenos. Pero en aquellos años todos éramos jovenzuelos e inexpertos. Yo buscaba y quería pareja pero me llevaba a la cama la primera y única noche a la que de madrugada se vestía y se largaba. Las mujeres que tuve en aquellos años fueron por casualidad. Ninguna despertaba mi interés más allá de la sexualidad. Hice daño y me lo hicieron por supuesto. Pero yo no tenía ni puta idea de que iba aquello y ahora sigo sin tenerla. Pero al desconocimiento de entonces ahora le he añadido un pánico al sexo contrario que creo me durará hasta que me lleven con los pies por delante. Y no las hago a ellas responsables de mis fracasos sino a mi mente tan analítica que quiere comprenderlo todo y ellas se salen del patrón de algo comprensible. Los hombres que se dan cuenta pronto logran ser felices junto a ellas y tener hijos. Los demás nos vamos a los garitos donde estamos con los amigos del mismo destino bebemos cervezas copas y otras cosas y llegamos al trabajo faltos de sueño y dolor de cabeza. Pasados los años los problemas para unos y otros son diferentes. Los primeros están hasta los huevos de que les endosen a sus nietos y los segundos hasta los cojones de verse siempre solos sentados en el sillón viendo el televisor. Ni unos ni otros son más agraciados o desgraciados que los otros. Pero ambos se plantean a menudo que les gustaría estar en el lugar del otro. El ser humano es un animal inconformista e inconsolable. Yo cada cierto tiempo me comparó con mi hermana y mi cuñado sus hijas y sus nietos y pienso que son más felices que yo y mi aburrimiento aunque lo de ellos acarree problemas continuos trabajo y preocupación. A mí ya se me ha pasado la época de frecuentar la noche en cambio a ellos se les multiplica el trabajo de ser padres y además abuelos. Yo me he tirado media tarde en casa un colega bebiendo luego me he venido a la mía y aquí sigo con la botella, estoy escribiendo y me entretengo dentro de un rato al cartel hasta que me harté, ellos en cambio tal vez han ido al cine o a un centro comercial han comprado alguna cosa que hacía falta y luego cada familia para su casa cena peli pijama y cama. Son vidas distintas pero una de ajetreo y otra de aburrimiento. Yo no me cambiaba por ellos. No sé si ellos por mi. Mi casa una leonera de visitantes que decidieron quedarse hace ya años viendo que yo no les hacía la guerra. La de ellos un espacio pulcro ordenado y con mucho ruido de niños dando gritos. La mía en silencio con el salón lleno de humo de tabaco y con los perros que pasan por mi puerta desesperados por echar una mirada y los dueños sujetando la correa. Mis ceniceros llenos la botella casi vacía y la previsión para mañana ( hoy ) es tirarme todo el día en la cama. 1,50 de ancho para mí solo. Alquilo tiempo telefónico a 50centimos el minuto soy divertido ocurrente y te entretendré ( no me hables de toros ni de fútbol )en el próximo escrito publicaré mi teléfono comercial. Si me llaman abuelas o abuelos los derivaré al Teléfono de la Esperanza. Quiero llamadas de niños y niñas que ronden los cincuenta y si hacemos migas prometo dar mi teléfono personal y la gratuidad de la amistad. Se valorará lo cultural un cuerpo escultural si es fémina y se gratificará si soy yo el que me lo paso mejor.

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