Un montón de nada

Sobre los lienzos blancos quedaron las manchas de los cristales quebrados.
Sobre una olla, se prepara una bebida espesa y naranja.
El fuego ardiente, casi que toca el techo.
Una ronda de sueños inalcanzables, tantos como subir al cielo y bajar en paracaídas.
Dentro de las habitaciones se caen las esculturas, las velas se quedan sin pilas, y las plumas de los pavos reales son simples partes de un cotillón.
Fuera de los lienzos, retumban los colores y los sonidos se mezclan. Un mantel transparente y un péndulo lleno de pintura, que rebota de pared a pared.
Detrás de las rejas están los libros. Detrás de los libros, los artesanos, de tras de los artesanos, el oasis.
Una artista, dos artistas, ningún mentor. Una guitarra, y un baile sin tono.
Las puertas cerradas y en el fondo se escuchan las carcajadas de una bajada de línea, de un territorio nuestro.
De un reclamo del tiempo y un conjunto de deseos enredados, con cinco hilos y montón de flecos.
Una casa tomada o prestada?
Una escuela o una cárcel?
Una artista, un artista.
Un lienzo en blanco.