Chiquilla

Una chiquilla perdió a su padre,
Con la rapidez de un relámpago.
Lo mismo que dura un plato de pienso,
Cerca de un cachorro manso.
No tendrá más de quince,
Puede que catorce.

Cuanto cariño puede haber,
Si apenas hubo tiempo para el roce.
¿Como se puede querer,
A lo que tan poco se conoce?
Dicen las malas voces,
Deslizan las malas lenguas.

Un amor no se mide en años,
No se cuantifican las emociones.
Tan absurdo el jugar a los números
Con las sensaciones.
Los que primero serían juzgados,
Emitiendo valoraciones.

Y los niños son crueles,
No entienden la propia maldad.
Y los adultos son peores,
Porque lo hacen para dañar.
Serpientes criando corderos,
Que en serpientes se tornaran.

El patio, a la hora del juego,
Algunas voces retumban al gritar:
"No tienes padre, no tienes padre"
Recalcando la realidad:
Que la niña no tiene padre,
Que ya nunca lo tendrá.

Me gustaría decirle,
Que mis palabras pudiese absorber.
Que en su cerebro se grabase,
Indeleblemente se marcase,
Que cuando cierre los ojos lo pueda ver.
Las siguientes verdades a entender.

Yo tampoco tengo padre.
Yo nunca lo tendré.
Más los años que lo tuve,
No los voy a devolver.
Son eternamente míos,
Al igual que los tuyos con él.

A veces aparece en mi sueños,
Nos sentamos a hablar.
Me cuenta de nada y de todo,
Después se va.
En la oniria o en la vigilia,
Sigue siendo mi padre, nunca cambiará.

Y los momentos que vivimos juntos,
Nadie me los puede quitar.
Los llevo incrustados en el pecho,
Como rubí de una corona imperial.
Como medallas de una guerra cruenta,
Que nunca se deja de luchar.

Ellos siguen vivos, nada muere en realidad.
Todo se mantiene perpetuo,
En algún tiempo,
En algún lugar.
Todo está sucediendo,
Nada ha llegado a cambiar.

Ahora seguís corriendo,
Ahora le escuchas llamar.
Ahora los susurros en el viento,
Tienen una cadencia familiar.
Ahora los recuerdos lejanos,
Se pueden casi tocar.

Las miradas de complicidad,
La cercanía muda.
Los paseos por el parque,
Los remates de la aceituna.
Nada muere, todo vive,
Como lema, como fortuna.