Cuanto antes empieces, antes acabas

poema de De Pando

I Can´t Get Started || Lester Young & Oscar Peterson Trio.

Nunca fue fácil empezar
a convivir con la franqueza de los espejos.
Mirarse a los ojos
es un acto de entereza desorbitado.
Los armisticios son para los políticos,
yo siempre he sido de pedir sangre,
aunque fuera la mía.

El problema de los soliloquios
es que no suelo ser especialmente clemente.
Por eso, como cualquiera
que se tiene en pie,
evito los silencios con el peluquero,
para no tener que preguntarme,
¿a quién está peinando?.

Tiene su cosa, dicen por ahí.
Por las malas,
casi nada vale la pena.
Mejor buscar un empate moral.

La última vez que pedí un milagro
aún creía en ellos.
Cada vez espero menos de la vida,
se equivocaron con el discurso de que podía ser loquesea,
apenas puedo ser yo mismo.

Hago las paces con las deudas fiadas,
me he puesto una denuncia por maltrato,
pero salen más económicas las campañas para prevenir el suicidio
que cambiar el mundo.
Con la vida de frente,
dulcemente acobardado.

Siempre que me corrompe esta incapacitante cobardía,
intento buscar dosis de dopamina
y busco los por los cajones consolas polvorientas
para que sus arcaicas bandas sonoras de 16 bits
me induzcan al coma nostálgico
hasta que la alarma me diga que me quedan 4 horas.

Aún así suelo, fantasear con desconexiones digitales,
necesito un mundo más olfativo,
la palabra táctil ahora pertenece al encriptado dominio digital
y yo solo pido un mechero y palabras que lo acompañen.

El mundo me amordaza,
yo me amordazo.
Me he acabado acostumbrando
a las depresiones cíclicas,
aunque por desgracia,
tanto desgaste ha conseguido que deje de romantizarlas.
No sé qué es peor.

A la psicóloga le cuento
sólo lo que creo que
va a ser capaz de entender.
Siempre hay algo que se guarda,
tampoco quiero dimita la pobre.

A veces soy demasiado analítico
y las estadísticas suelen tener más que ver
con la miseria que con la bondad.
Espero que algún día
este caos de imprudencias y casualidades
llegue a tener algún sentido que me convenza.

Al menos la poesía
me ayuda a ser mi propio aliado.
Con ella aspiro a verbalizar este incesante acoso y derribo introspectivo
al que me veo obligado a compadecer.

En ocasiones cirujano emocional,
por costumbre, albañil en prácticas.

Si aún estoy intentando esta lucha es porque alguien escribió un día
que David derrotó a Goliat,
aunque todas las casas de apuesta dijeran lo contrario.

Si aún sigo aquí,
como un pirata al pie del cañón
Es porque todavía estoy a tiempo
de llegar a dondesea (maldito hollywood).
Solo tengo que pedirle a Jack Sparrow su brújula,
a ver si ella me dice por donde empezar.