El camino del guerrero

poema de D. Selbef

Guerrero, viajero que buscando su sino,
exhausto del camino andado,
victorioso a la par que derrotado,
renace de su propio hastío.

Y no sin falta de esperanza,
tropezando cada dia avanza,
buscando en su interior
cual es la fuente de calor
que su alma amansa.

Tras miles de kilómetros, años de oscuridad y frío,
sobre el desierto que se extiende al horizonte,
bajo el manto estrellado de la noche,
con breves destellos que presagian tu destino,
descubre la fuente del éter.
Fuego cálido que calmado fluye,
desde su origen al límite de su ser.

Y bebe, cansado caminante,
del suave elixir
que cura el existir
de tu alma errante.
Que las llamas te invaden
cual etéreo veneno en eterno éxtasis.

Alimenta el fuego,
Protégelo del viento,
Que mientras esté contigo
No será turbulento.

Y ya no tendrás
que volver a mirar atrás.
Ya no recordarás
tu reflejo extraño.
Ya no verás
la incertidumbre en tus ojos.

Ya no tendrás dudas cuándo te preguntes otra vez,
mirando a la profundidad de tus propios ojos,
mirando a tu ser.
Tu reflejo ya no será una extraña criatura,
y sabrás la respuesta a tu eterna duda.
Sabrás la respuesta cuando te preguntes,
¿Sobre qué cinturas dejas tu sombra tatuada en la piel?

Y será en los ojos de ella dónde a ti mismo te encuentres.

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