En defensa de los rebeldes

Aquí les presento una inquietud mía:
¿es solemnidad oxidar los colores,
nos escondieron la noche/el día
o es que la muerte sembró sus dolores
en su baile de maldad y herejía?

Bajo este sol todos somos actores,
nunca esperamos que Dios nos sonría,
ni nos disfrazamos de acusadores
y despreciamos las hegemonías.
¡Nos declaramos agitadores!.

Les recuerdo que defender una idea
supone esfuerzo de declararse vivo,
noble tarea: desafiar al olvido
para exaltar la cruel existencia.
(Aunque ello suponga un poco de ruido)

En esta cruzada acechante, aprieta,
elimina finalmente al peor enemigo,
si, me refiero a la desdichada tristeza
la que hunde. la que pesa y nunca da abrigo
No temas, te acompaño ¡que lo bueno ya empieza!