Remembranzas de X

No me cuadra nada,
nada en la memoria,
nada en lo de alrededor,
nada en el sentido opuesto a la sincera coloración,
todo es falso en esa memoria,
en ese tropiezo:
Mucho es decir que queda poco de lo real,
entre lo que es y en lo que no;
y mucho es ceder
sin concebir una retribución.
Poco es caer:
Entre las espinas y los errores;
mucho es reír sin el remordimiento entre líneas;
equilibrio es mirar al entorno
sin las dádivas de un viento efímero,
sin los complejos de un tiempo enfermo,
sin la condena de lo fortuito,
sin la manera contraria a un golpe en la cara;
sin la gracia de seguir cantando,
a pesar de la vida que se desliza en los recuerdos,
a pesar del vientre seco
que siento como un símbolo brutal,
como un residuo de lo que seremos,
de lo que haremos siempre,
a costas de un esfuerzo mayor.

A las espaldas de un fuerte viento que me llama, que me invita...

Que me asume,
que me toma como la buena vez de un amanecer lleno de lágrimas,
que me santifica de una manera mística,
que me lleva al cielo próximo,
observando el edén a lo lejos,
envidiando la serenidad de una aparente noche de luna.

Soy el testigo de la muerte del tiempo
en la punta de un cabello divino.

Somos un inventario de un dios de media noche,
somos...

Tal vez un día seremos.