La Princesa Ignorada

Caminante caminaba por camino solitario
Vagabundo errante sin saber a dónde ir
Cruzó valles, vadeó ríos, sufrió desiertos
Con el alma desgastada en su constante ir y venir.

Y aquí se detuvo cierto día de verano
Con la esperanza de encontrar lo que buscaba
En un pequeñísimo rincón casi olvidado
En la altura contra el cielo casi en medio de la nada.
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Ha venido de tiempos remotos
Desde entonces caminó y caminó
Anda en busca de una princesa
Que en palacio real un día se perdió.

Ella goza placeres sencillos
La elegancia floral de alelí
Arcoíris en gotas del rocío
El volar y brillar del colibrí.

Y no la abate el cansancio
Y no la marchita el calor
Las flores de su jardín
Cultiva con mucho amor

Y prepara manjares exquisitos
Aromados a almendra y alcanfor
La perfuman olorosas madreselvas
Y su canto se lo afina el ruiseñor.

Su pisada areniza la roca dura
A su paso Florece el lirio y el narciso
Con sus manos construye los pomares
Y su hogar se asemeja al paraíso.

Tiene un alma que ha pintado color blanco
Es amable con la gente, aunque sean diez o cien
Es su huella que ha creado los caminos
Cuando va por doquier haciendo el bien.
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Otra vez se detuvo cómo mil veces lo había hecho
Deseando tomarse una rica taza de café
He llegado al final de del camino, hasta aquí yo debo llegar
Así lo ha querido el destino, así lo requiere mi fe.

Y reuniendo a todita la gente
Que vivía en ese hermoso lugar
Les hablo con voz clara y sonora
Fue pausado y solemne su hablar.

Escúchenme todos con gran atención
Que lo debe saber cada cual
“La señora María Teresa
Tiene sangre y estipe real”.
02 05 20