Devuelta la tumba

El velo funesto se levanta sobre el claro
y yo ya te estoy clamando en mi lecho,
mi cuerpo ya se crispa de pensarte cerca,
no me cabe duda, tu ya estas despierta

Y el miedo se mete a mi cama otra noche,
callando los sollozos de mi creciente locura,
esa que me viene con cada que te pienso
cada que recuerdo la piedra en tu sepultura.

El llanto entonces me hace agua las ideas,
mas cuando escucho tu entrada en la puerta
y aumenta cuando tú aliento toca mi espalda
que se dobla al frío tacto de tu blanco dedo

Asedias en esos momentos mi frágil templo,
me cubres con lo fino de tu figura marchita,
bañándome en lóbregas cascadas hiladas
que me ahogan al dulce tormento funesto

Es entonces que aclamas por mi nombre
Y yo respondo al tuyo mordiendo mis bordes
Alucinando por caer a ese susurro sigiloso
Que quiebra las razones de cielos e infiernos

No se que averno te ha dejado asolarme
para conciliar la unión de vivos y muertos.
Te acompaña el hedor del campo santo
mezclado al putrefacto olor del pecado

Pierdo el tálamo del seso mío al instante
que me entrego al deguste de lo infame,
eln el festín de los huesos sin carne
el amor desnudo de todo juicio sin fé

Tomas mi cielos y los revientas a los tuyos,
colisionan nuestras quijadas alborotadas.
La tuya desnuda y la mía aún vestida
y nos tentamos en la danza del sinhueso

Tocó cada resto de tus gélidas entrañas,
las uno a mi en ese húmedo encuentro
Tu te afirmas cual hiedra a mi tronco
y florecemos cual licoris en mausoleo.

Ya los blancos despojos se quiebran,
mientras nuestras miras se delatan.
El cristal frente la a cuenca hueca,
el fulgor frente a la nada absoluta

Y clamas en alaridos de muerte
mientras te alzas al éter invisible.
Yo gimo entre el azul de tu dermis
mientras me derrito en gotas de sal.

Y el miedo me hace dichoso
mientras vuela la perla alta.
Mientras cumplimos otro año
de cada que vienes a mi lado.