Revolución

poema de ajenjo

QUEDAMOS TAN POCOS
y aún quedaremos menos
¡uno a uno
todos vamos pereciendo!
Nacemos por el azar
que al instinto favorece.
Lo primero que nos quitan
son los dones que tenemos:
libertad y un puñado de deseos.
Nos educan hasta que sabemos sumar
y aprendemos a restar toda la vida,
la regla con que nos miden
siempre es la economía,
así nos arrebatan cualquier valor.
Nos ven arrojarnos de los puentes,
cortarnos la garganta, las muñecas,
atravesarnos el corazón;
asesinarnos por desesperación.
Las mujeres venden sus cuerpos,
no les sobra alma con qué comerciar;
de los hombres no queda nada.
Es un mundo alimentado por sangre
lamentablemente no la azul del cielo
sino la roja de los pueblos.