Mar más cercano

De escribir tantas letras y palabras
formando un retrato tuyo sin cristales ni colores,
sino con la esencia misma de tu eternidad,
configurar al cielo,
tomar la joya resultante,
y en la mirada satisfecha de un creador sin angustias,
romper al granizo y a un menguado y descolorido arcoíris;
modificar el pentagrama de esta melodía visual,
aducir el color del cielo;
y en el capricho de la memoria onírica,
cambiar la forma y la frecuencia en qué se nos presenta,
y eso, solo por la gana,
la bendita gana de hacerte un obsequio,
uno que no olvidarás...

El cinismo del universo,
ya no servirá más que para burlarse de las madrugadas,
de las sábanas,
del cielo raso y el piso empolvado...
Todos los yoes somos, debajo del firmamento,
los hermanos de una esperanza...
La de verte sin la necesidad de la física ni la química,
la de sentirte sin la necesidad de las reglas de este plano,
de este espectro electromagnético que nos vincula,
sin los átomos que nos conforman y nos traspasan;
sentirte en la vez atemporal...

Siempre, nunca, siempre... Siempre.