CLARAMENTE...

Puedo decirte las palabras más dulces que tus oídos escucharan.
Rozarte con las caricias más estremecedoras que tu piel no olvidará.
Escribirte tantos poemas bellos como caracolas hay en el mar.
Besarte con sabores de almizcles y mieles celestiales...
Pero aún así, jamás seré de tu propiedad.

Mi alma libre y eterna renace cada día.
No es sencillo retener lo que no tiene ancla ni cadalso.
Soy ese espíritu errante que ama todo y agradece.
Que valora y atesora sin parar...

Tengo mil memorias bellas de detalles que pocos ven.
Descubro pequeños tesoros que son difíciles de percibir.
Mi alma sensible y siempre curiosa va más allá de lo tangible,
porque sobradamente ha aprendido, que lo valioso no es visible.

Vengo de muchas vidas que puedo intuir aún sin saber porqué.
Mi instinto es sabio, y rara vez se equivoca.
Percibo más de lo que mi sensibilidad soporta estoica.
Soy frágil al dolor del otro y me cuesta mucho no cargarlo conmigo.

Cada uno tiene su camino marcado... yo lo entiendo bien.
El mío cada día se torna un poco más hacia el otro.
Poco me interesa lo terrenal, y no es mi decisión eso.
Mucho de lo que me apasionaba, hoy apenas llama mi atención.

He cambiado.
Mutación que yo no elegí.
Veo claramente quién es quién y no hay engaños que valgan.
Ni trajes ni palabras pueden con mi intuición innata.

Evoluciono en cierta forma: crezco y rápido.
Poco terrenal me ata a esta vida.
Cosas que a otros deslumbran, en mí, no hacen eco.
No busco ser como soy, simplemente... soy.

Y otra vez comienza mi etapa de sentarme al teclado
y seguir escribiendo al ritmo de mis pensamientos.
Ideas que ni siquiera creo sean mías.
Simplemente, vuelvo a ser el medio en que se plasman.

Soy feliz.
Porque mi Señor me guía a cada paso.
Estoy en paz.
Y sólo la Luz puede abrirme el camino por donde voy.

yisa
7 de noviembre de 2022
NOTA: imagen tomada de la web