DUERME MONSTRUO, DUERME

Todo aquello giró a través
de los anillos helados del tiempo.
El aullido del hombre que manda
era un sutil lamento.

Catapultas el odio,
tú, que practicas
prácticamente nada,
tú que esquivas los filamentos.

Duerme monstruo, duerme.
Estás preparado para el sueño,
preparado para la muerte,
no para el espectáculo indigesto.

Bailarán en la calle mientras duermes,
pero no podrán seguirte,
ni a tí,
ni a tu sermón trufado.

Tú, maestro suspicaz.
Tú, ministro bipolar.

Duerme monstruo duerme.

Entierra el cadáver de la utopía,
amputa la mano del pueblo,
impón tu jerarquía
con tu vuelo turbulento.

Paloma santificada,
sobre el tumulto arrojarás tus heces,
harás diana en las sotanas
que quedan manchadas de semen.

Duerme monstruo duerme.

Santo de las quimeras,
discurso omnipotente.
Ministro bipolar,
semáforo intermitente.

Te dio la mano
la fortuna por sorpresa,
y tu otra parte que es manca
se mancha de sospecha.

En tu sueño
la madre escondió la cuchilla,
pero no logró evitarlo.
¡Y ahí está!, ¡partida por la mitad!,
la luna espera su dosis de humildad.

Eres la hazaña
que retenida traza
la zona de paso.

Duerme monstruo duerme.