En el ocaso
He recurrido a ti
En el esplendor de tu mirada
En el apoyo de tu recuerdo.
Revive mi alma
Y vuélcame en un despertar glorioso
De la divinidad de tus labios
De la astucia del deseo
Y la intimidad del silencio.
He terminado con mi alma
Porque la sepulte tras el ocaso
La escondí en la silueta de una mirada
Y en la mudez de la mente.
Rosa mi frente
Que mis sentimientos hierven en un espacio
Con flores y aromas
Con paz y color
Pero solo están ahí
En un espacio inmortal de vida
Que sucumbe mi corazón
Y remueve las esperanzas
He caído y pido perdón
Pero no basta mi sublime petición
Y los días me cotizan la penumbra de mi perfidia
Entre que mis manos transcurren entre el viento
Y las marcas del tiempo.
Pero la piel cambia
Y las circunstancias también,
Quizá hasta la vida mejore o empeore
Pero mi afonía segura
Siempre sonríe.