Ab

poema de umbria

Esos poetas sin gracia que lanzan tijeras,
A sabiendas de que el papel ya se hizo cenizas,
Y qué las piedras que cubrieron su tejado, rompieron ya esos cristales viejos.

No mires nunca espejos rotos,
Dónde te veas de dos en dos.
Un alma rota es suficiente.
Un alma y un cuerpo sería peor.

Calienta fuerte ese te de hierbas
No hiervas más mi sangre al son.
No toques esa guitarra sorda.
No le cantes a mi antiguo yo.

Ya veremos la sombra de tu olvido,
Un día que no haga sol,
Cuando la luna diga: ¡basta!,
No más noches sola, ¡Por Dios!