Un día más en Palestina

Mis ropas cuelgan,
como pordioseros rastrojos
si fuera el tejido o la aguja
la que deshace mi sombra,
si fuera el calor de la noche
el que acortara mi aliento
y un ay tardío se dejara caer de mis labios
como un sueño que alivia.
Pero mi hija se aferra a mi cintura
como si yo fuera el Ecuador del mundo,
o una brújula que sabiamente
determina el norte, el sur.
Nos matan, mi vida,
no puedo guardarte bajo mis faldas,
no puedo acallar las bombas,
los misiles, la artillería,
la mano asesina que anda suelta
y antes de que rompa el día
con un griterío sordo,
un silencio a gritos,
nos ha de robar el aliento.
No puedo redimir tus lágrimas
que resbalan entre mis dedos,
Si alzo mis manos al cielo
y me ahogo en la pequeñez de la vida,
es porque me duele aquí dentro, mi niña.
En Jabalia,
el ejército israelita ha roto la tierra,
cráteres tan profundos
que no veo tus ojos encendidos,
ni el caer de la lluvia,
y allí anidan miles de pájaros muertos,
eran de colores tan vivos,
plumas de oro, olor a jacinto,
faldas de olivo, pan de trigo
hombres de tierra, bien nacidos
Aunque, mi niña,
quieras llevarme a casa de la mano
entre escombros y calles sin vida,
esqueletos como techos y
desamparo como alimento,
no tengo más que tu manita que me aprieta
y un grito salvaje
en el pecho

Comentarios & Opiniones

IARA MARÍA VILLEGAS

Muy buena obra, saludos.

Critica: 
Centinela Azul

Hermoso texto, muy hermoso...

Critica: 
Artífice de Sueños MARS rh

Qué bonita e impresionante poesía.
Cordial saludo y hasta nueva obra.

Critica: