Inquietante brisa

En La negra noche habita un inquietante
deseo. Dubitativos son los ojos
que se ven refugiados, en la flamante
esperanza, de los eternos cielos.

¿Podrá llegar este lamento a los brazos
de la eternidad? Ese sentir latente
que tiñe, de oscura tinta, nuestra mente;
¿podrá encontrar, en los fugaces retazos,

la inmortalidad de su tenue sonrisa?
Nuestras caricias que se pierden envueltas
en el tiempo. Palabras del hoy disueltas.
Ya nada nos queda en la inquietante brisa.