Letras

Escribo aunque mi ánimo opaque mi esencia, aunque me esté doliendo algo, aunque por dentro me sienta un poco muerto o desdichado.
Escribo porque a veces creo que todo eso que me tiene, que yo siento, da el obrar de la poesía, porque quizás sin eso, en mi vida la poesía no se haría.
Escribo, lo confieso; para tratar de hacerme un bien, para equilibrar la vida, para que piense que todo está bien.
Escribo sin tratar de ilusionarme, porque en dado caso de que esta sagrada mentira no me ayude, sé que me partiría, me moriría, y no sería la poesía la que me resucite, la que me levante.
Ya no sería yo en una mañana donde esté como muerto, junto a mi poesía, a mi manera de escribir, a mi manera de vivir.
Escribo y no siempre con esperanzas, no siempre con un fin.
Escribo a veces con inocencia, o con la deterrminación de un escritor, o con la ambición de un poeta que lo único que quiere es vivir.
Escribo, me describo, me hago y me deshago, hago uso de mí. Son mis partes los poemas, todo lo que puedo dar, lo que ya no queda de mí.
Si todo está escrito aún queda la forma de poder explicar todo de otra manera.
Me leo y a veces quisiera ser otro, o las letras de otro, cambiar mi manera de vivir para cambiar mi manera de escribir.
Escribo por decencia, por inteligencia, por simple dicha, por simple placer o simplemente para no morir.