CXIV

poema de Saida Cerdán

La flor de espinas podridas
partió el cartílago de mi cordura,
pisando con fuerza un suelo de pureza
contagiando mi inexistente existencia
de cuerpos cubiertos de almíbar
que sollozaban tras haber perdido
la ternura de su piel,
su suavidad y la claridad
de los ojos amedrentados
calmados por la sed de la sangre
infecciosa, de infelicidad y penitencia
que tomaba trago a trago
en estragos de alcohol y odio fecundado,
aquel hombre de hombros apretados,
aquel de suculentos brazos
colapsados por el abrazo de una joven
ambiciosa, necesitada de necesidad
de una vejez que no llega en forma de arrugas
arrebatadas y eclipsadas por el temperamento,
que se funde a fuego lento
como el oro quemado
como el iceberg congelado
o como la piedra apedreada que en suelas se clava
masajeando a pie de cama la soledad
con la que llevas años escupiendo
a la par con ella, conformidad y macabros pensamientos
de jugosos vértices que a la vez que maltratados,
son devorados por los cuentos de la vieja
que en su cárcel amamanta a las hijas de la rabia.

© M, Saida Cerdán

Comentarios & Opiniones

Artífice de Sueños MARS

Saludo. Impresionante su efecto lúgubre que se funde con mi glacial oscuridad. Desde un interior opresivo van surgiendo formas escalofriantes.
..."con la que llevas años escupiendo
a la par con ella, conformidad y macabros pensamientos"
Abrazos.

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