Desnudame el alma...

Convertido estoy en tu esclavo,
prisionero perpetuo de tus besos,
amante dislocado de tu cuerpo…

Desnúdame el alma,
llena de azotes mi corazón
con el látigo incurable de tus besos
y consume con el calor de tu abrazo,
este orgullo indomable
de amarte tanto y en silencio.

Desnúdame el alma,
arráncame la piel del cuerpo
con la fina caricia de tus dedos
y vende sin pudor mis sentimientos,
en esta casa de mercaderes,
traficantes de amor y sueños.

Desnúdame el alma,
condéname a perder la libertad,
de amar a otras mujeres que no quiero
y si existe en tu amor veneno,
senténciame entonces a muerte,
que después de algunos besos, yo moriré contento.

Desnúdame el alma,
deja que emanen al aire mis versos
y hazlos también prisioneros,
de tu belleza, tu amor y tus besos…
pero desnúdame el alma hasta los huesos;
para que puedas leer en mi pecho,
todas las veces que digo –te quiero-.