UNO SOÑÓ, OTRO PENSÓ

poema de pablo badino

El verano reclamaba la lluvia y en forma de tormenta sobre la ciudad se hizo realidad.
Ellos subieron al techo de la vieja casona abandonada, para mirar el sur y las montañas que se dibujan en él. Como en un dibujo de Miguel Ángel.
Rupestre aroma de amapolas, suave briza que sus rostros acariciaba, mientras el agua caía, de un cielo gris, ancestral.
Un gato negro sin un ojo y otro amarillo los observaban, mientras sobre el techo, tomados de las manos se hacían bien, sonriendo y conversando uno con el otro.
La tormenta lentamente pasó y junto a ellas diez años, cada cual por su lado, uno se había mudado al norte de Alemania y el otro se quedó en el pueblo que los vio crecer.
La casona se deterioró cada día un poco más, como las rosas de su jardín trasero, y las amapolas del jardín delantero.
Uno soñó, el sueño del pasado, cuando jóvenes, el otro solo pensaba un futuro, paso un año más y se encontraron ya mucho más grandes, uno mirándolo le dijo; soñé cuando nos tomábamos de las manos en el techo de la casona abandonada, y el otro respondió; yo pensé en este momento. ¿Qué momento? Le pregunto sonriendo. Le miro los ojos y le respondió; en el que tú me contarías de tu sueño. Pero no de tu sentimiento por mí. Y yo ya con una familia hecha te diría, que nunca eh dejado de amarte.