La escala

10:32 pm
Calle 72 con novena
estoy esperando que la lluvia deponga sus gotas
que se deje estallar en una borrasca,
certera,
sin derecho a escapatoria
o que se vaya lento, lento...
en silencio,
cubierta de su fuselaje
y me dé chance,
que no me vea correr.

El sol de esta mañana
salió a cantar su himno a la alegría
la tarde cincelada con rayos de todas las tonalidades
atravesó el cielo cual prisma,
nadie en la ciudad creyó que esta noche
fuera a hacerse agua
pero un pájaro blanco con aspecto de Caribe
surcó los Cerros y trajo en sus alas la lluvia.

Y yo que me vestí esta mañana de invierno
tal vez presintiendo la humedad
me empaparía con gusto
nadaría en sus fuentes
saltaría charcas como una niña,
sino no fuera el temor de enfermarme de su muerte
que es un roció sutil que me acaricia
antes de enterrarme el arpón

¡Me marcho!
la lluvia no me hace señas
pero estoy dispuesta a firmar tregua
¡Cielo, por qué no paras de llover!
llegas sin anunciar tu tormenta
y esperas que me seque con este poema.
Ahora descubro que nunca supe
lo que decían mis poesías…

Dios, tu que sabes que no sé rezarte
esta noche te lo suplico,
quítame este vestido
seca mis cristales
sácame de aquí,
lo prometo,
este es el último cigarrillo que te lloro.

Lluvia ¿Por qué no te cansas de caer?
Estoy luchando contra mi lengua
que quiere tocarte,
al fin de cuentas
que es esto el amor
una tempestad que lo moja todo
dichosas sean las putas que no saben de amor.

Saco mi paraguas
los demás prefieren caminar bajo la lluvia
veo sus muecas de extrañeza
dirigiéndose hacia mí,
en un cruce de semáforo
un niño me observa y le pregunta a su papá
¿Por qué lleva sombrilla esa mujer?
Y él le contesta:
Ha de estar creyendo que va a llover.

Pintura: Mujer con el parasol (1875). Claude Monet