Plomo

Plomo

En el cole teníamos a los paganos con barbas y en mal estado para nosotros pintar,
los buenos musulmanes con unas túnicas blancas, relucen ángeles de la guardia,
pero a mí me parecían atrayentes los dibujos de los infieles,
tal vez por parecernos a ellos nosotros también, por nuestra manera de vestir y venir a estudiar,
Marruecos mi país de fiestas, canto, baile y todo marcha bien,
aun cuando nos moríamos de frío en las aulas, o nos palidecíamos de hambre,
nos enseñaban a memorizarlo todo, a tragarlo todo incluso el polvo de la tiza afilada,
había un restaurante en que nos daban sopa de macarrones como tortugas en aguas turbias,
dátiles y láminas de salchichones los viernes santos,
eran los años de nieve en mi tierra monte pelado,
años sin reloj, sinrazón, de intimidaciones para poder sobrevivir,
me estás escuchando o quieres que pinte a los araucanos estrellándose contra los ibéricos,
ese mundo que no te ha dado más que disgustos y desafíos,
aunque quieras reinventarte norteña no podrás porque tus huellas no las pudo borrar tlaloc,
la escuela me enseñó que pensar no era bueno para las tripas y las neuronas,
soñar con monstruos y admirar el combate y las guerras,
por qué dicen que los que defienden sus tierras con sus cuerpos son apaches, guerreros, bárbaros,
yo bárbaro, bajo, tatuado la cara, para mis libres montañas,
y tú, baja, tez cobre, sangre de argán, tripas de salomón, para tu valle de aukanes.

Mohamed El Ouafi