LA MUERTE DEL DÍA ANÓNIMO

LA MUERTE DEL DÍA ANÓNIMO
Aquel día se había muerto
en plena calle y nadie quería enterrarlo.
Se apoderó de la gente
pánico a un posible contagio.
El día siguió poniéndose cada vez
más rígido y cetrino
oliendo a humedad y a pobre
que nadie quiere tocar por si se ensucia.
No hubo un juez para levantar el cadáver
solo un niño pequeño abrió su mochila
y sacando su bata del colegio
le tapo la cara con un gesto piadoso.
Dicen que lo enterraron a escondidas
en una tumba común.
En el atestado no figuró un nombre
era un día anónimo sin apellidos ni pedigrí
un día sin clase como otro cualquiera.
mabel escribano
d.r.
imagen: ilse-bing