¿Y ahora?

Te ha partido la boca ese golpe de estado de ánimo,
te ha tumbado en el suelo del cuadrilátero,
el ring de tu yang
el aviso constante;
despertador
de la locura.

No sé si sabes que saber algo en estos tiempos que corren
es un privilegio del que carecemos los estáticos,
los monstruos de papel estancados en ciénagas
que rechazamos más engranajes de acero.

Los que volamos en silencio para no despertar
el genio maligno que llevamos dentro;
la sarna que pica y no nos dejan curar.
Somos nosotros los que le debemos deseos a las pestañas
que nos hemos arrancado del alma
de tanto llorar
y lo que nos queda