En algún lugar al final del tiempo

Allí iba susurrando secretos de antiguos encuentros a los oidos de públicos infertiles, enfriando los miembros que rozaba, llevando entre aromas y hojas, la basura de un montón de inteligencias rotas que en su retorcida naturaleza habían concebido, aceptado y estandarizado el entumecimiento como norma de vida
Pero allí a donde iba de entre una multitud de seres en su apoteosis de ceguera y ruina se levantaba en sagrada solemnidad un monolito de ojos de negrura sin fondo, reflejando un alma en desesperada soledad, descendí entre los últimos vestigios verdes de la sanidad en este arruinado planeta y pude escuchar lo que en su alma se hacia eco
Estaba triste como yo; pero sirviéndome de mi voz le susurre que me acompañe a donde iba
Y si las artes de los hombres me hubieran corrompido, habría pintado tan bella escena en que en mis manos su cabello plateado me revelaba entre los pliegues de su piel una humanidad que me sonreía cuando otros se acobijaban, y supe que me escuchaba
Quizá sabia a donde iba
Irguiéndose primero, camino hacia el cuerpo de un vestigio vivo del potencial que tuvo este mundo de ser hermoso, tocándolo cerro los ojos buscando capturar algo mas eterno que solo una mirada
Le dio el ultimo beso a este mundo
Entonces mi corazón se acompazo con el suyo
Y ambos partimos