AQUÍ

Una niña frágil y estúpida se la vive soñando con alcanzar el cielo,

pero ni siquiera es capaz de poner los pies en el suelo.

La encuentro en el espejo, buscando respuestas.

¿Por qué hoy también? ¿Por qué no puedo escapar?

Ella no me da explicaciones... Mis palabras se desvanecen como susurros en la brisa,

su voz se cansa y se pierde en la neblina. Nadie dijo que era tan duro, que ser normal
sería un desafío seguro. ¿Entonces, por qué?

Que alguien me explique:
¿Por qué es tan difícil? Intentar ser normal, reír e incluso llorar. En un mundo de
apariencias, donde la normalidad esconde las esencias.

No sabía que abrir los ojos requería tanto esfuerzo, que sería un desafío constante, un eterno verso.

Mis lágrimas son tinta, mis suspiros son versos, expreso mi dolor en cada palabra que disperso.

En cada rincón oscuro, en cada realidad, desgarro mi carne, buscando la verdad.

Grito y golpeo las paredes con intensidad, liberando al monstruo que me causa ansiedad.

El dolor y la inseguridad me acompañan sin cesar, rompo mis huesos, pero el monstruo no se va.

El cansancio es grande, el sueño no llega a mi hogar,

¿Por qué es tan difícil encontrar la paz?

Sigo siendo una extraña en un mundo de normalidad, no me vi advertida en mi lucha por
la realidad.

Nunca es suficiente, nunca estoy lo bastante preocupada,

jamás se da lo adecuado, aunque mi cuerpo se desgarra en la batalla.

No basta con dejar de comer o minimizar la enfermedad, ante sus ojos indiferentes,

no daré lo mejor de mí, en realidad.