PERPETUACIÓN

Un universo único
se derrumba en cada muerto
Se abren las fauces de la negrura infecunda
y todas las estrellas -aún las que nunca vimos-
caen en lamento mudo sobre el olvido
El armonioso trino que acoge la copa del árbol
nunca es el mismo
Otros pájaros anidarán en las ramas altas
y entonarán su canto heredado
Cada otoño reclamará sus propias hojas
y morirá bajo la misma ley
que lo invistió de luz dorada,
y todos los otoños que nos vivieron
morirán con nosotros
El vuelo grande del águila sobre los afilados riscos
también morirá
y morirá aquel verano enamorado
cuando los besos eran inmortales
y la soledad una sombra acurrucada
en la íntima morada
Los sueños que nunca alcanzamos
se unirán al coro de todos los sueños inalcanzados,
y los hombres seguirán soñando, y seguirán amando
en el renacer de primaveras nuevas,
y ni siquiera la suma de todos los cantos,
de todas las estaciones, de todos los anhelos,
ni siquiera la suma de toda la belleza
resplandeciente como una torre de oro,
ni la suma de todo el dolor cobrado por el tiempo,
hará que la vida sea invulnerable
Cada muerto se llevará su orgullo,
cada una de sus pequeñas certezas,
y no habrá nunca sabiduría suficiente que nos explique
No la habrá, aunque alcanzásemos
el último confín de lo existente
y encontrásemos el ancla que lo sustenta
La rueda de la perpetuación seguirá girando
bajo nuevos cantos y palabras nuevas
El universo se extenderá insondable a la mirada,
cada hombre tendrá su turno
y cederá su sitio bajo las estrellas