Te vi

Te vi llegar con pasos de ángel y tu piel morena
En tu rostro vi tu sueño y tu paz de mil dolores
Y tu cabello caía con calma y tu ser brillaba
En tal negro, más oscuro que todas estas noches.

Te vi erguida con orgullo de veintitantas vivencias
Y en tus manos abiertas mostrabas tu tierno corazón
Aún herido, continuabas tan soñadora de amores
Con tus cálidos brazos quemándose en gustoso ardor.

Te vi sonreírle una y otra vez al sol en las mañanas
Reconocí mi sonrisa en la tuya unas cuantas veces
En súbitos días donde el tiempo se disfrazaba
Con enredadas sabanas de tantas pasiones vagas.

Te vi arrojarte al deseo, de tus telas desprendida
Apasionada y salvaje, desnuda de juicios y pesares
Y dibujabas sobre mí mar, tu silueta de sirena
Anonadada en una danza de éxtasis, olas y cantares.

Te vi llorar también y en mis brazos te sostuve
Y por mis hombros se deslizaban gotas de vidas
Que se hicieron vapor con las llamas que mantuve
En mi ser gracias a tus caricias como a tus besos.

Te vi y tú también lo hiciste, bajo el cielo celeste
cobijándonos tantas veces sobre otros mundos
En donde tú no eras tú y yo no era yo, locura latente
Perdiéndonos cada hora para seguir siendo dos.

Te vi de Igual forma en el fin cuando te marchabas
Con cautela, camuflada de la dolorosa indiferencia
Y Tu voz anémica apagaba su luz vaga
Del océano profundo que dejaste en mí con tu gracia.