Chantaje

Hay poder.
Detrás de cada estímulo de su alma, hay poder.
Es como si produjese una aquiescencia
sobre cada hemisferio del espíritu, que se supone habita en mi.

Si hay algo digno de admirar,
es el arte que produce su mirada
cada vez que reposa sobre mis pupilas.

Hasta que llega el momento en que cada movimiento,
cada inhalación, y una llamada de sus manos,
despiertan mi sórdido sueño.

Resulta que hasta Morfeo juega conmigo
en su nombre.

No sé gritar otra cosa que no sea "déjeme".
Déjeme determinar lo que siento en mi sangre,
cada vez que sus temperaturas bajo cero le huelen.
En esos momentos de vasta arrogancia,
en que sólo yo tengo la razón de todo, porque así es.

¡Cuándo es ahora que lo descubro!
Sus hormonas belicosas me lo habían advertido.
Los labios que tiene por amor en su cuerpo,
sólo querían seducirme hacia el final.

Era una fiera, un depredador.
Alimentada de otros,
que solo hemos nacido para ser esclavos de su
escurridiza libertad, ¿o libertinaje debería decir?

Y aún así quiero soñar, mientras admiro sus pieles.
Sus manchas de realeza, ese morado que caracteriza sus lienzos.
Esa porosidad que ninguna fotomacrografía verá mejor
que la humedad de mis nerviosas manos.

Aún así, esté cubierta por demonios más poderosos que el amor,
recuerde qué, la vanidad, el chantaje y el interés,
son atributos con los que ellos, usted y yo nos identificamos.