DESPERTÉMONOS INÉS

poema de Jorge Loyola

DESPERTÉMONOS INÉS

Con Inés compartimos muchas cosas; una de ellas es que amamos el verano, andar por la casa con poca o casi nada de ropa, salir a caminar por el centro y tomar helado o sentarnos en la vereda de un bar a tomar cerveza. Hoy fue uno de esos días de calor intenso que nos gustan; no entiendo porque eligió un día así para irse y dejarme con esta mescla de angustia de dolor y de rabia. Dando vueltas por el departamento, mirando fotos y libros y…
Solo dormí un momento; el estruendo de un trueno me despertó, los relámpagos de una tormenta que había bajado rápidamente desde las montañas que se levantan hacia el oeste de la ciudad, iluminaban el dormitorio y un viento suave y fresco hacia flotar la cortina de la ventana; en el movimiento de la tela blanca en la semioscuridad de la habitación, apenas iluminada por las luces del exterior y los relámpagos, me pareció ver la imagen de Inés regresando; por enésima vez me pregunté ¿por qué se fue? Si ella me quiere, yo la quiero y juramos estar juntos para siempre.
Una celosía de la ventana golpeteaba, primero con suavidad y a medida que el viento aumentaba comenzó a azotar el marco, hasta que los golpes se volvieron demasiado intensos; me levanté de la cama para cerrar solo la celosía, la ventana seguiría abierta para escuchar la lluvia mientras el viento fresco colándose por las rendijas refrescara un poco la habitación y tal vez volver a dormir ; pero cuando saqué medio cuerpo por la ventana para alcanzar la celosía, un par de gotas gordas y heladas me pegaron en la espalda y entonces miré el cielo; estaba cubierto por completo con unos nubarrones negros, iluminados por relámpagos que parecían fuegos artificiales, la magnitud de la tormenta me asustó y me extrañó, porque antes de acostarme había salido al balcón a fumarme un cigarrillo como lo hacíamos con Inés cada noche después de cenar y antes de irnos a la cama, y el cielo estaba totalmente despejado y ahora todo estaba cubierto por una gran tormenta a punto de desatarse ; fui hasta la cocina y cerré la ventana que también había dejado abierta y me volví a acostar, otro trueno, esta vez más fuerte que el anterior, hizo temblar todo el departamento y un feroz aguacero comenzó a caer .
_ seguro que trae piedra_ pensé; porque en esta zona las tormentas de verano siempre traen granizo _¡el auto!_ salte de la cama cuando me acordé que no lo había guardado en la cochera , lo había dejado estacionado en la puerta del edificio; me puse un pantalón y unas pantuflas y corrí a la calle, no avancé ni dos metros y una lluvia helada me empapó como si me hubiera caído a una pileta, abrí apurado la puerta y me metí en el auto, la lluvia era tan fuerte que el limpiaparabrisas no alcanzaba a despejar el agua que caía como a baldazos, acomodé el auto de frente a la cochera, accioné el control remoto del portón y esperé hasta que lentamente se levantara para poder entrar; casi pegando el rostro contra el parabrisas atiné a entrar, en ese momento, vi con estupor, parada en la puerta de la cochera y bajo la torrencial lluvia, una nena de unos nueve o diez años, su cabello negro y su vestido estaban empapados, pero ella estaba ahí, quieta, como si nada, un escalofrío me corrió por todo el cuerpo, quise poner las luces altas para ver mejor pero ya estaban encendidas, entonces al mover nervioso el interruptor apague todo,
todo quedó oscuro hasta que un relámpago iluminó la figura de la niña que seguía parada bajo la lluvia, me paralicé por el miedo, luego de un momento volví a encender las luces, toque bocina y avancé un poco más con el auto, la nena seguía quieta, parada con los brazos a los costados del cuerpo y lo que más me aterrorizó fue que al acercar el auto no solo no se movió, si no que vi que me miraba directamente a los ojos y movía los labios como si estuviera diciéndome algo. yo estaba casi petrificado , la mandíbula me temblaba, un poco porque estaba empapado pero en realidad estaba aterrorizado, en un momento traté de controlarme, respiré profundo y acomodé un poco mis pensamientos buscando una explicación racional para todo esto que estaba sucediendo; tal vez esta nena vive en el edificio y por alguna razón está afuera, sus padres deben estar por ahí, en ese caso yo tendría que tratar de ayudarla, por lo menos preguntarle por qué está parada ahí con esta tormenta; pero inmediatamente me decía para mis adentros, ni en pedo me bajo del auto,
volví a acercar mi cara al parabrisas para verla bien, seguía ahí, quieta, mirándome y aparentemente diciéndome algo; lo único que me tranquilizaba un poco, era que su mirada no era de esas miradas que dan miedo, su cara estaba relajada, sus ojos bien abiertos, su boca se movía con suavidad.
_si Inés estuviera aquí diría “dale, salí y ayudá a esa nena, no pasa nada, no seas miedoso”
_muy despacio empecé a bajar el vidrio de la ventanilla; el viento se arremolinaba y el agua entraba mojándolo todo, entonces decidí subir el vidrio y bajar despacio; abrí la puerta sin dejar de mirar a la nena que seguía parada, inmóvil. Si se mueve raro, me meto, pongo marcha atrás y me voy.
_ mientras bajaba, mentalmente repasaba los pasos para huir.
_ cierro rápido la puerta, piso el embrague, la palanca a la derecha totalmente y atrás, suelto el embrague y acelero.
_ Cuando terminé de abrir la puerta y puse un pie en la vereda, la lluvia y el viento pararon inmediatamente, lo que podría haber sido un alivio me preocupó aún más, miré el cielo por un momento y las nubes comenzaban a irse rápidamente, volví a mirar hacia la cochera con la esperanza que lo que había estado viendo fuese una ilusión óptica provocada por la lluvia y las luces de la tormenta, pero no, la nena seguía parada en el mismo lugar y seguía mirándome a los ojos.
Me bajé y me quedé parado al lado del auto con la puerta abierta, con esfuerzo moví mi boca para decir algo _hola
_ en ese momento la nena me habló ya sin viento ni lluvia pude entender lo que decía
_ vamos a buscarla.
_ ¿a quién?_ pregunté
_ A Inés; vamos a buscarla
Miré a mi alrededor buscando a alguien más, la calle estaba despejada y tranquila, no pasaban autos, nadie caminaba por las veredas todo se veía bastante desolado.
Me acerqué un poco más a la nena para preguntarle algo que me ayudara a entender la situación, al acercarme ella solo volvió a repetir _ vamos a buscarla; esta vez extendió su brazo hacia mí como pidiendo que me acercara aún más; ya un poco más tranquilo me acerque y dejé que tomara mi mano, su pequeña mano tomó la mía con fuerza y comenzó a caminar tirando de mí, decidí dejarme llevar; a medida que avanzaba su paso se aceleraba y comenzó casi a arrastrarme detrás de ella.
Comenzamos a alejarnos de edificio, corrimos dos o tres cuadras y cuando intenté detenerme noté que la fuerza de aquella niñita era muy superior a la mía, por algún motivo se me hacía imposible soltar su pequeña mano y detener la marcha, una fuerza extraña me arrastraba detrás de ella; no estaba asustado solo me dejaba llevar, corría por las calles del centro, me di cuenta que corría detrás de aquella nena por las calles vestido solo con un pantalón y unas feas pantuflas con cara de perro. Toda esta situación era tan rara, en un momento mi mente hizo un repaso de todo lo que pasaba _estoy soñando, claro, por eso la lluvia, esta nena, por eso estoy corriendo como loco por la ciudad en cueros y con unas feas pantuflas, por eso no puedo parar de correr; seguro en algún momento voy a despertar_ este pensamiento solo duró un momento, de repente la nena nos metió por una puerta que yo ya conocía, esta puerta está medio escondida en una de las calles del centro, es la entrada una serie de pasillos que tienen salidas a otras calles una especie de laberinto de pasadizos entre departamentos internos, cuando yo era un adolecente un amigo me llevó a este lugar, allí vivía un muchacho que le vendía mariguana; este lugar pasaba desapercibido en el interior de una zona muy céntrica, entrabas por una puerta que parecía ser la de una casa y adentro era una especie de submundo, del otro lado de aquel laberinto había una puerta igualmente escondida pero salía a una calle lateral más oscura.
La nena seguía corriendo tirando de mí, hasta que llegamos a la otra puerta que para mi sorpresa al salir por ella no encontramos la calle oscura que yo conocía, salimos a una estación de trenes, mi guía corrió arrastrándome entre la gente por el andén y me metió en un tren, me llevó por un par de vagones hasta que nos sentamos y el tren comenzó a andar.
Las casas desaparecieron de a poco, todo estaba bastante oscuro y la nena sentada a mi lado ni siquiera me miraba solo miraba por la ventanilla.
_ ¿adónde vamos? _pregunté
_a buscarla _ respondió sin mirarme; después se levantó y corrió por el pasillo, eta vez no la seguí, solo me quedé allí sentado en cueros y con mi pantuflas con cara de perro.

¿Duermo todavía? O ya desperté; estoy tirado boca arriba en mi cama, tengo los ojos cerrados; la garganta seca, tengo sed. Tal vez ya desperté, es simple saberlo, solo tengo que abrir los ojos, pero, que me asegura que al abrirlos y más aún al ponerme de pie e ir a la cocina a buscar agua y tomarme el agua y mirar por la ventana buscando el pedazo de cielo que se ve entre las torres del edificio para saber cómo está el día. Todo; todo eso no sea más que parte de un sueño.
Tal vez Inés no se haya ido, tal vez verla salir del edificio con una valija, parar un taxi subirse a este sin siquiera mirar hacia el balcón sabiendo que yo estaría mirándola, tal vez ver el auto negro y amarillo perderse por San Martín al sur, también sea parte de un terrible sueño, ¿Por qué se iría? ¿Por qué me dejaría? Si nos queremos si siempre nos quisimos.
Si definitivamente todo tiene que ser un sueño; aunque abra los ojos y me levante y vaya a la cocina y mire por la ventana y ella ya no esté conmigo; nada de esto es real, todo es un sueño, sigo soñando.
Ay Inés, ojalá te despiertes y me beses y me saques de esta pesadilla.
Te siento Inés; siento tu cuerpo pegado al mío, seguís durmiendo.
Ves te dije que todo esto es un loco sueño, ahora el cuarto se llenó de gente, dos hombres me arrancaron de la cama mientras otros dos te levantan mientras vos seguís dormida, los dos tipos me arrastraron por el edificio diciendo que estás muerta, depertá Inés, ellos dicen que soy un asesino y…
Por favor Inés, despertame
INÉS…

Comentarios & Opiniones

AX

Me gustó mucho el relato tiene mucha creatividad y suspenso
Saludos y felicitaciones

Critica: 
Jorge Loyola

Muchas gracias Angelo.
Un abrazo.

Critica: 
Xio

WOW!!! Estoy paralizada, que manera!!! He recorrido amarrada a la lectura toda esta tragedia que ha vivido este personaje, esa incertidumbre, ese suspenso que no termina y que al final no me deja ver si es una pesadilla, si es un asesino...etc, qué

Critica: 
Xio

decirte amigo mio, es esa formidable manera de llevar tus historias magistralmente, sabes de mi admiración y respeto por tu talento, que tengas un lindo dia y que todos esté bien para los tuyos mi querido gaucho, un abrazo sincero

Critica: 
Jorge Loyola

Querida amiga, te agradezco con el corazón tan bellas palabras.
Siempre tan amable y elogiosa con mis delirantes letras .
Un fuerte abrazo genia del alma.

Critica: 
Viki

Una obra llena de sentimientos que reflejan el alma, un abrazo desde la distancia

Critica: 
Xio

Jorge me atrevo a hacerte la visita de nuevo, sólo para saludarte y deseando te encuentres bien, hace tiempo no te veo y extraño ese fantástico talento, linda noche, un abrazo gaucho querido.

Critica: 
Jorge Loyola

VIKI, MUCHAS GRACIAS POR ESTAR.
UN ABRAZO FUERTE.

Critica: 

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