Poema de la angustia 4

Servidumbre de vivir en la tiranía,
tensión de morir tras la adrenalina
de espejos putrefactos, que muestran la atrocidad
del desesperante reflejo, del deseo incumplido.

Sin arrogante no hay desprecio
y sin tripulante no hay aprecio,
pero yo en la turbia sangre quiero morir,
entre cadáveres de sentimientos desganados.

A la muerte quiero mirar con osadía,
reventar el cristal de esta dimensión,
atropellar la carretera de la realidad,
penetrar en los términos de la lucidez.

Sin frustración, me siento vacío.
Locura nunca dejes de poseerme,
Besame hasta que el apocalipsis proceda,
hasta que la razón se despedace
y la cordura se desengrane.

Schopenhauer te desprecio,
¿Quien eres para intentar inducirme al ascetismo?
Tu, otro engreído que no predicó con el ejemplo.
De poco pertinaz me tacharán, pero al placer no hay quien lo desarbole.

Lágrimas de alaridos incesantes.
Cantares de recuerdos espeluznantes,
¿acaso os creeis dueños de la virtud?
Alacranes del viento perdido.

El estoicismo esta en declive.
Con una espada de vitalismo puro
Nietzsche con cara sanguinolienta lo despedazó.
Atardeceres de miradas oscuras, anocheceres de sonrisas altivas.

¿Es mi pensamiento el de este atrevimiento?
¿Es una idea que aborrezco?
¿Odio el estoicismo?
¿Odio a Nietzsche?