Como cierva

Bramando por las aguas corrientes
se desvive una cansada cierva,
buscando con prisa anhelosa
saciar la sed que le acongoja.
Errante y perdida hallose,
entre las oscuras praderas,
escabullida del peligro
que la densa noche le muestra.

Sus patas dolientes sufren
tras los caminos escarpados;
adolorida y pujante se esconde
del peligro inmediato.
Puede verse en sus ojos,
tristes lágrimas brotando,
por el sentimiento más certero
de extraviarse de su buen amo.

Vociferan a su alrededor,
palabras desconfortantes:
¿Dónde está tu cuidador,
quien te juraba principio amante?
Abatido su corazón se destroza,
por la ausencia de su acompañante,
peligra su vida errabunda
sin quien nadie pueda hallarle.

De pronto tras el largo trecho
posa su cuerpo en una Roca,
quien ofrece dulce abrigo,
en las horas más dolorosas.
En lo lejano del bosque,
una voz a lo lejos se oía,
quien llamaba a la cierva
era su amo que la quería.

Ese es el mismo amor
mostrado por el Padre Dios,
a quienes deciden alejarse
del camino de la salvación.
Podemos perdernos en el bosque
de las múltiples indecisiones
mas el no cesa en buscarnos
para halagarnos con honores.

Si te sientes hoy extraviado
y no encuentras nada satisfactorio
prueba con Jesucristo
el cual te ofrece más amores.

Comentarios & Opiniones

María Cruz Pérez Moreno -acnamalas-

Interesante composición. Grata lectura. Saludos y buen día.

Critica: