A la que es bella

Mis ojos y sus ojos se vieran como hornos,
la ninfa de la paz y la armonía
cantaría al sólo par de la poesía.

Criando estragos mi amor en tu pecho,
es que no hay vida que cultive
de piedras en un lecho.

Quisiera yo animales criar
en bandas donde tu palma
ni siquiera aún visita.

Que, despótica la uña
acicale una caricia,
y sentir tu angustia
al contenerla en una urna.

Igual que Midas, rey de alegrías,
viendo tu cabello largo y blondo
sentirías franca agonía
al ver que tu cabello se esparce como oro.