Soneto I

poema de Iker Zar

Su voz, a la que música falta,
a mi mortal alma brillar hace.
La luz que su mirada resalta
de la dicha sin dolor no nace.

En su tierno corazón sin fuego
la calma más ardiente encuentro
y en su coquetear sin juego
a un mar de sensualidad entro.

Cuando sus labios mi boca tocan
y los vientos de su vivo latir
en mi vientre con frenesí chocan
una tormenta yo puedo sentir.

Podrá el vasto universo a una estrella más observar
pero sólo el más bello y esplendoroso sol yo podré mirar.