El río de las cosas

1. Sostengo imitaciones de la tarde

En el placido amor
las rosas llegan
invocando la luz de los relámpagos
que abrazan el placer de tus ojos.
Nada es igual
después de un beso tibio
al sabor de una sombra en la ventana.
Sostengo imitaciones de la tarde
al compás de una estrella
sin dulzura.
Nada llega sin voz
a ti desnuda
la oración de un pequeño corazón.
Y en tus pasos
las flores se acomodan
para leer la lluvia
cuando la noche caiga.

2. Se apretujan las nubes en otoño

Se apretujan las nubes en otoño
formando caracoles bajo el frío.
Y el color almíbar de las hojas temblando
se adelgaza teñido de canciones.
Los pájaros se rompen
con el alba desnuda
y tu cara se agrieta en el olvido
como un sonido rústico del piano
que se grabó en la paz
de un viejo templo.
Sufro
bajo
la palidez desnuda
de un crepúsculo gris.
Oh, tus besos rojos
se han desvanecido
mientras mi voz se apaga como un cirio.

3. Tu amor se apretujaba en las baldosas tibias

El aroma de los naranjos se metía por tu alma
y llenaba los jarrones de tu espíritu
como si fueran flores dibujadas
en el oscuro cuarto de tus ojos
para enturbiar el eco de la boca
sumergida en palomas extendidas
por la música triste de los arboles
cayendo en los secretos
del silencio
donde
tu amor se apretujada en las baldosas tibias de la vida
que flechaba la luz de los recuerdos
hundidos en el cielo desparpajado y triste
cual entorno de lagrimas dolidas
entre la verde senda de un rincón apagado.

4. Se veía grotesca

En su bata de rosas
se veía grotesca
igual que un rompe vientos tirado en la banqueta
sustrayendo el color de la pálida luna.
Sentí su resplandor de piedra buscando las argollas de mis manos
para herir la nostalgia
que se inmola en la mirada.
Fue rápido su giro
que marco las pisadas en la sombra
de la estéril sonrisa.
Yo pude ver el ego sacudiendo los libros
empapados de lagrimas.
Allí nacieron letras
que jamás se mancharon de caricias.
El amor es así, abierto a los suspiros de los dedos,
cuando gotea la flor de las palabras.
Y cuando yo le dije que callara
se rompieron los vasos bajo el agua,
y se quedó goteando en la mirada
que volando
cayó sobre mi sangre.

5. La luz corta la sombra

Entre papeles desintegrados por un beso
la luz deshoja la faz de los relojes
y me llamas de nadie
para cubrir la sombra recortada.
Era feliz nadando con desidia
entre la nube azul del cielo turbio.
¡Oh, si me vieras prensado por los vidrios
cosidos de nostalgia y olvido!
¿Que pensaría la forma de tus ojos?
¿Quien soplaría su paz cuando lloraras?
¡Luz mojada de pétalos brumosos!
Amor que nos perfuma la distancia
cuando la tarde encoge la ventana.

Germán G