Al fundador y jefe del P. A. P Víctor Raúl Haya de la Torre

I
Mágico, legendario, insigne maestro;
Luminaria encendida de honor y grandeza
¡Símbolo de símbolos!
¡hombre inmortal!
Tu nombre se yergue hacia el horizonte,
¡Tu vida y tu muerte tienen plenitud;
el sol y la luna están deslumbrados
Todo el universo hablado de ti
y el más fiel aprista llorando tu voz

II
Que cubra de flores, la primavera tu sepulcro,
Que la paz y el amor no se marchiten jamás,
Miles de blancas rosas adornen tu cenit,
Que sean para ti todas las rosas de Mayo y Abril
Los claveles y rubíes vivan para ti.

III
Los connotados himnos de amor y admiración
Lleven el sepulcro santo, su más triste canción
Como cuando en gloriosos días
Tu nombre inmaculó
¡VÍCTOR RAÚL!
Tu nombre convulsiona,
La armonía sideral
Querer plasmar tu hazaña
Es ahondar el más grande misterio.

IV
Un mar de lágrimas puras
Inundan tu partir,
Congojas y tristezas
Se vierten por doquier,
Tu nombre se agiganta,
Pero hoy lloramos tu voz,
Porque tu nombre, tu honor
Tu gloria y tu talento
Vivirá intacta
Mientras existan
Hombres de honor.
V
Compañero adusto,
Con tu grandeza asuste
Al enemigo impío
Y como sátiro contemple
Desde el lejano punto
Tu resplandor fecundo
Grandioso omnipotente
De luces y centellas;
Iluminar el universo.
VI
Los púberes fanfarrias
Te ofrendan el cortejo
Que sobre tu sepulcro,
No se derrame el llanto
Sino flores y nieve,
Poemas y canciones
El incienso y los laureles
Inunden tu fortín
De líder y maestro
De héroe y luchador
El alma de tu pueblo
Unido al postrer llanto
Imite tu grandeza de hombre y triunfador.
Longar, 3 de Agosto de 1979