Vendetta

poema de Antonio Liz

Existen arqueros que buscan el tiro al blanco al corazón. Nada los detiene, y menos están escasos de agallas, pero solo se atreven, con muchas ganas.
Es la decisión más difícil, si acaso llevas contigo, el ojo por ojo y diente por diente. Si tienes que estar tuerto, que sea por una buena causa, y si es por el diente, acostúmbrate al vacío de la dentadura.

Pero procura morder, para que aquella marca del diente perdido permanezca tallado. Si es una cicatriz, aplaudo tu estilo, y si acaso en pocos días desaparece de la piel, el recuerdo del dolor, evitará retroceder. No pierdes nada con callar, incluso sería lo adecuado.

Pierdes el tiempo respondiendo, hasta es preferible no llegar al mismo nivel. Pero no me hagas caso, la sangre hierve, tus intenciones no son las mías. Es como un vaso de agua fría, aquello que apaga tu sed, mientras que el vidrio que lo acompaña, es más deseado que la satisfacción de tu garganta.