Todos

Son todos los hombres. Todos.
No he conocido a ninguna que no haya sido vejada, dañada, pisoteada.
Son todos ellos. Creen que no.
Pero son todos, y te magullan y te aplastan y creen que pidiendo perdón se libran de todos los males. Pero no es así.
Todos.
Y te dejan ahí, sola, con cicatrices que pensaste que no se volverían a abrir, porque eres mujer y aguantar es lo que hacemos.
Todos.
Y después encuentran algo con lo que rasguñarte aún más, y crees que la herida no se va a volver a abrir, pero ahí te quedas,
paralizada, sangrando de nuevo por las garras de un hombre.
Pero te callas, porque eso es lo que las mujeres hacen. Porque crees que está bien. Porque es lo que tenemos que hacer.
Y cuando dejas de hacer lo que no quieres hacer, cuando quieres ser tú, cuando los quieres hacer responsables, eres el pecado.
Todos.
Porque ser mujer se trata de aguantar.
Porque ser mujer se trata de ser resiliente.
Porque es una enfermedad sufrir y gritar y hacerlos responsables.
Todos.
Todos.
Y yo sigo aquí, encerrada.