La Habana (III)

Habana, Habana
la verdad de todos los días
sueño de insomnes y valientes
marchita y bella
sin pensarlo te asomas
a mi pasado , a mi mente.
Años de gloria, tiempos de paz,
como toda tu larga historia
tus noches brillan aún
lejanas en mi memoria.

Habana,
vieja y dulce canción
que oigo claramente
a pesar de la distancia
me mantiene en desvelo
y emoción,
el sueño de atravesar
tu cielo azul,
a tus extrañas
con suerte alguna vez ,
regresar.

Habana, recurrente Habana,
toma mi mano ,
no creas que por lejana,
te puede ser indiferente,
o sencillamente irreverente.
Mis pies descalzos
no descansan en un rincón,
ansían volver a recorrerte,
mis ojos extrañan tus atardeceres l
vistos desde el Malecon ,
y la misma vieja edulcorada canción
sigue sonando en mi mente.

Habana, oh mi Habana,
apiadate de este ser imperfecto,
que se esconde en tu grandeza
te lleva en su pecho con entereza
a donde quiera que su paso
cansado lo lleva.

Habana,
para ti mis letras nunca alcanzan,
ante ti pongo rodilla en tierra,
me quedo sin verso y sin rima
si yo pudiera,
si yo pudiera mi Habana ,
no dejarías nunca de brillar,
no habría canciones tristes
en tu diario bregar
ni sueños de antaño por realizar.
No te dominaría la nostalgia,
ni caminos grises para avanzar,
tu historia existe para verte soñar.

Habana, dura y romántica Habana,
toma mi alma,
arranca de tu seno el disgusto
mi eterna llama ,
mi cuerpo exhausto
de tanto buscar.
Para ti será siempre
mi último pensar.
En tu fértil tierra vendré seguro
a mi eterno descansar.