El Vagabundo.

poema de D.G. Falls

He recorrido las calles vacías de ciudades perdidas.
Una sombra que repta en las casas de piedras que se alzan con antiguas glorias,
Con antiguas historias de amores olvidados y de magias que se ahogan en gritos silentes.
He buscado la salvación por tanto tiempo que ya no entiendo que significa,
Tampoco sé cómo encontrarla.
Llueven lágrimas de los dioses que me abandonaron desde que me uní a ellos.
Coqueteando con el demonio,
Me encuentro perdido en los velos de las sombras que me ocultan el rostro y la vergüenza.
El deshonor de perder mi naturaleza y ganar otra.
Caen los humanos rendidos a mis encantos sobrenaturales y a los ojos que arden como carbones.
Rubíes incrustados en una máscara que disimula al monstruo con rasgos terrenales
Que vaga y deambula por un mundo donde ya no hay lugar para él
Sólo para los mitos y las leyendas.
La fábula que anima mis músculos y los despierta con la luz naranja del crepúsculo.
Sí, querida.
Ya no soy hombre, tampoco demonio.
Soy el intermedio, la juventud maldita que succiona tu elixir.
Por eso no me dediques esas miradas, no sufras por un corazón que no palpita.
Porque el calor huyó de éste cuerpo que ahora sólo siente frío, sólo siente penas y las vive.
Esculpido por el pasado, moldeado por el tiempo.
Una estatua sombría de carne y hueso, sin defectos, sin afectos.
Es por eso que estoy muerto.
Nada vivo puede mantenerse cuerdo siendo perfecto en un mundo imperfecto.
Vete, no quiero beberme tu fe.
Ya son demasiadas memorias las que carga mi subconsciente,
Y demasiadas culpas mi frente.
Pero te he visto y sé que cuando salga el sol no podré dormir.
Tu imagen me inundará, tu olor me estremecerá, tu corazón palpitará.
Entonces, no me tendrán piedad.
Los Ángeles no guardan bestias y el mío lleva demasiado tiempo sin saber de mí.
¡Lárgate de una vez!
No permitas que vea como brotan las lágrimas de tus ojos, no permitas que vea la diferencia.
Nunca quise saber que aún pueden amarme, nunca quise saber que aún puedo enamorarme.
Esas emociones no deberían existir para los muertos.
¡No!
No me toques.
Los siglos no me han preparado para esto.
Te asesinaré lo prometo.
Jamás logré controlar el ser que se esconde en mi interior,
Que desea más que tu calor.
A él también le gusta tu olor y comparte mi pasión.

Comentarios & Opiniones

Celeste Alma

Creo que los monstruos con los que muchos seres humanos se asustan son sus propios fantasmas internos.

Sus padres para obligarlos a obedecer , los intentan asustar con monstruos y, cuando esos peques crecen, hacen lo mismo .

Recordé una frase

Critica: 
Celeste Alma

Que dice el Libro Sagrado :
"...Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres".

Las personas que viven con sus fantasmas a diario son esclavos de éstos .

Ánimo !!!

Critica: 
Silvia

Excelentes letras,singular historia y reflexión.felicitaciones y saludos cordiales.

Critica: