QUE TE VAYA BIEN

Apareció una noche en el cielo un lucero,
y sin querer su brillo conquistó mi pecho;
desde ese día de su luz soy prisionero
sin entender lo que por mirarlo había hecho

Era siempre su silueta capullo tierno
y abrazos ardientes sus rayos más que tersos,
siempre escuchaba al verla un “ve con ella” interno...
¡ah, en vano pretendo dibujar con versos!

Y a solas en mi patio pasamos las noches,
y yo soñaba con verte otra madrugada
pues, amor, solo una cosa no me reproches:
hasta los más ricos mendigan tu mirada

Fueron las noches más preciosas de mi vida;
mi alma comía de los besos que caían,
mas ¡ay! tragedia funesta pronto sentida:
¡mis tímidas alas a tu lado no irían!

Qué hermoso sentir que nos une un mismo fuego
Qué triste ver que nos separa todo un cielo

Una brumosa noche vi en mi patio un cuervo
que con descaro te miraba desde el techo;
hacia él tus ojos fueron y del recuerdo hiervo,
pues que alzó sus alas y te besó sospecho

Contigo bailaba tu pájaro elegido,
mientras, ¡oh desalmada!, yo abajo sufría
como un sol que en la noche se duerme aterido
anhelando volver a ser la luz del día

De vez en cuando me silbabas tras las cimas,
avivando una esperanza que no decrece,
y haciendo, traidora, que en todas estas rimas
no puedas oír sino versos que suman trece

Pero ahora que sereno lo pienso todo,
¿cómo podría ser feliz con una necia
que ingenua rechaza joyas y acepta lodo,
sin reparar en el hombre que más la aprecia?

Qué triste sentir que nos unió un mismo fuego
Qué hermoso ver que nos separa todo un cielo