Ven

Como una promesa que no se puede destrozar,
me sorprenden las mañanas contemplando tú mensaje,
para mí se terminó esta espera en la distancia,
ya es hora de que agarres con firmeza tú equipaje.

Atrás se quedarán nuestras memorias enlazadas,
de una vida que nos dio esa ciudad enaltecida,
ahora te estoy esperando a mil kilómetros de distancia,
para que te lances conmigo a vivir esta nueva vida.

Ya no más dilación en esta historia interminable,
pues la promesa que hoy aguanta se desespera en la espera,
llegó el momento de soltar, de un viejo tiempo las amarras,
y venir a construir lo que en secreto aún nos queda.

Así que agarra el equipaje y no esperes las horas,
atraviesa los pasillos y resguárdate en ese tren,
el camino no será, esta vez, otro letargo,
porque sigo esperándote al final del otro andén.