Eneros sin tiempo

Cada cual se inserta en el tiempo como puede,
cada ser usa su entorno usando el instinto,
cada momento es una cuenta en un camino cuesta arriba;
mis manos se sienten cálidas,
la atmósfera escucha mis gritos
se torna de colores diversos;
quiero que vean la naturaleza de mis reclamos,
deseo que mis ruegos sean el arcoíris de una buena nueva,
necesito mucho y de muchos,
y lo pido de esta manera,
con la fuerza de mi esencia.

Oro mirando al cielo,
oro mirando a mi alrededor,
oro tomando con mis manos el viento del porvenir,
recibiendo la vida en cada gota de entendimiento,
sintiendo el dulce arrullo del mar en cada palabra,
en cada frase liberada al horizonte,
en cada suspiro que se desliza en las cualidades de la existencia,
como bulla y música emergiendo de lo oscuro,
como fina luz rompiendo las tinieblas;
en la belleza oculta,
en la fe que no fenece,
en la fuerza de tus palabras,
de tus acciones,
de toda tu alma,
inundando de espíritu
la infame voz de este desierto insano...

Dama, guárdame en tus latidos,
acógeme con la calidez de tus emociones,
en el ámbito sincero de un jardín sin edenes ilusorios.

Soy el ritual de mis sombras,
soy el color en la gris tesitura de un semidiós meridiano.

Somos en cada segundo un verbo sin tiempo.

Eres la llama que fomenta la paz...

Sigue cumpliendo con ese sagrado deber...